Autor: Ray Bradbury
Contraportada
Fahrenheit 451: la temperatura a la
que el papel se enciende y arde. Guy Montag es un bombero y el trabajo de un
bombero es quemar libros, que están prohibidos porque son causa de discordia y
sufrimiento. El Sabueso Mecánico del Departamento de Incendios, armado con una
letal inyección hipodérmica, escoltado por helicópteros, está preparado para
rastrear a los disidentes que aún conservan y leen libros.
Como 1984, de George Orwell, como Un
mundo feliz, de Aldous Huxley, Fahrenheit 451 describe una civilización
occidental esclavizada por los medios, los tranquilizantes y el conformismo. La
visión de Bradbury es asombrosamente profética: pantallas de televisión que
ocupan paredes y exhiben folletines interactivos; avenidas donde los coches
corren a 150 kilómetros por hora persiguiendo a peatones; una población que no
escucha otra cosa que una insípida corriente de música y noticias transmitidas
por unos diminutos auriculares insertados en las orejas.
Opinión
Esta pequeña novela es contada en
primera persona y los personajes principales son justamente los ausentes… los
libros.
La historia inicia con el bombero
Guy Montag que regresa a casa y a su paso aparece una jovencita llamada
Clarisse —muy curiosa— que le pregunta cosas que alteran su mundo, ¿qué podría
preguntar para causarle una sacudida mental? —Sencillo— ¿Es feliz? Simple ¿no?
La sociedad en la que vive Guy ha
decidido que los libros son una amenaza
para la sociedad y desde hace varios años se han dedicado a quemarlos, los
bomberos ya no sofocan el fuego puesto que la tecnología logró construir casas
con materiales que no son inflamables dejándolos con la tarea de ser
inquisidores.
El país de Guy está sumergido en la
monotonía, gracias al gobierno a quien le gusta que sea así. Las personas se la
viven viendo unas megas pantallas con contenido basura, oyendo tonterías todo
el tiempo, viendo comerciales en todos lados, simplemente su cerebro es una
mera decoración, ya que no lo ocupan.
Hay muchas cosas permitidas —que me
parecen un poco aterradoras— como el manejar a una velocidad inimaginable, a
nadie le importa si chocan y se matan —y es que con tal adrenalina liberada
¿Quién va a pensar? —, o el que las personas estén tan aburridas que el suicidio
sea algo tan común en fin podría mencionar algunas otras situaciones pero hay
que dejar que descubran ustedes mismos este mundo. Todo lo que impida que las
personas piensen, y es que es más fácil manejar un pueblo atontado que uno
pensante o ¿no?
“Hemos de ser todos iguales. No todos nacimos libres e
iguales, como dice la Constitución, sino todos hechos iguales. Cada
hombre, imagen de cualquier otro. Entonces, todos son felices, porque no pueden
establecerse diferencias ni comparaciones desfavorables. ¡Ea! Un libro es una
arma cargada en la casa de al lado. Quémalo. Quita el proyectil del arma.
Domina la mente del hombre. ¿Quién sabe cuál podría ser el objetivo del hombre
que leyese mucho?”
Justamente por esto los libros
están vetados y quien tenga uno, es juzgado como un criminal y todas sus
cosas son quemadas y la persona obviamente va a la cárcel.
El jefe de bomberos es una persona
que realmente odie, además usa las palabras de los libros en su contra y
mientras lo leía pensé y como carajos sabe tanto si se supone que no lee
libros, en un parte dice que leyó un poco pero por Dios todo lo que dice me
hace pensar que leyó mucho.
Los personajes descritos tienen
rutinas muy marcadas y aburridas, razón por la cual Montag decide cambiar, en
un incendio se hace de un libro y se da la oportunidad de leerlo y esto
realmente le cambia la vida, conoce a otra persona que comparte su deseo de
lectura y juntos hacen un plan pero… no diré más deseo que lo lean y se den la
oportunidad de saber que pasa en un mundo sin libros —para mí sería
terrible—, además últimamente está muy de moda las novelas distópicas, entonces
¿por qué no darle la oportunidad a una de las primeras historias de este género?
Respecto al final, he de
decir que no me sorprendió —y no digo que sea predecible— solo digamos que
esperaba algo un poco más fuerte pero tampoco es decepcionante yo lo
definiría como esperanzador y ¿qué mejor que eso para un sociedad tan
corrompida?
Recomendable
A las personas que se van iniciando
en la lectura les puede costar un poquito de trabajo al principio pero en
cuanto le encuentran el modo te atrapa, para los que ya llevan tiempo leyendo
seguro que no les cuesta trabajo y me atrevería a decir que les gustara.
La amé y la sufrí al imaginarme un
mundo tan triste, sin libros y espero que nunca llegue a pasar, aunque
recordemos que ya han sucedido cosas parecidas como la quema de libros en la
segunda guerra mundial o la prohibición de ciertos títulos en diferentes
países, a mi mente viene el recuerdo, de hace algunos años, en los que algunas
personas —creo que padres de familia— en México querían prohibir Aura de Carlos
Fuentes ya que tenía contenido no apto para menores, triste pero cierto.
La recomiendo y mucho, es una de
esas novelas que no puede faltar en tu librería —pero no solo de adorno—.
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